El actual panorama social y profesional, con la llegada de la digitalización y este momento tan moderno y natural que vivimos, ha provocado una relajación excesiva en la forma de vestir y actuar en el trabajo, los eventos y en general, en todo el protocolo ejecutivo. Son el desconocimiento y la falta de interés los que nos han dirigido en picado a esta era del “todo vale”.
Este mal hábito, influenciado por la costumbre americana de ir al trabajo en camiseta y zapatillas deportivas, está causando estragos en nuestra etiqueta; he visto a ejecutivos ir de “casual” marrón por la noche a eventos, con polo a las presentaciones y en camiseta al trabajo.
Es muy importante que los ejecutivos, que representan a nuestras empresas, tengan un mínimo de conocimiento e interés en esta materia, ya que no sólo se representan a sí mismos a través de su imagen, sino que también representan a la compañía en la que trabajan.
Les exigimos carreras, idiomas, másteres, etc., pero no les exigimos conocimientos de protocolo y buenas maneras. ¿Por qué? Porque no le damos la importancia que debería tener.
Nuestros empresarios y mandos no se dan cuenta de que estos pequeños detalles, como tener una imagen cuidada, buena educación y saber estar, en reuniones, comidas o presentaciones públicas, fortalecen las relaciones y ayudan a captar la atención.
Y lo mismo pasa con la forma de vestir; es importante ir siempre con la indumentaria adecuada para cada caso. No en todos los eventos, reuniones, comidas, actos o ceremonias, se debe vestir igual.
Es fundamental que las empresas empiecen a demandar formación y asesoramiento en protocolo y buenas maneras, para así mejorar la imagen de sus responsables ejecutivos y por tanto, de sus compañías. El protocolo es fácil de aprender y muy necesario para saber dónde y cómo se va, cómo actuar en cada caso y hacerlo todo correctamente.
Aumenta la autoestima y ayuda a encontrarse cómodo en cualquier momento y lugar.
Ceo & Event Manager en Naber